La Magna Grecia y Roma
Por muchos siglos, los romanos vieron a los griegos como la civilización mas avanzada y el modelo de cultura que deseaban emular. Este contacto se dio gracias a la relación con las ciudades de lo que llamamos la Magna Grecia, una serie de colonias alrededor de las costas del sur de la península itálica y en Sicilia. que comenzaron a fundarse cerca del primer milenio antes de Cristo. Las colonias fueron fundadas por múltiples ciudades de Grecia, que hacía el siglo IX a.C. enfrentaban una crisis de sobrepoblación. Por ello, las ciudades griegas fomentaron expediciones marítimas para fundar nuevos pueblos, expediciones que irían desde el mar Negro y Asia Menor, pasando por la costa africana e Italia y llegando hasta la península Ibérica. Pese a que solían dar grandes ayudas en términos de barcos, personal y auspicio religioso, las metrópolis no controlaban a sus colonias y la política de la Magna Grecia sería un mundo aparte de las vicisitudes de la Grecia continental. Al llegar a nuevas tierras, los griegos solían buscar el contacto con la población indígena y pactar con ellos para lograr una coexistencia que le permitiera a los recién llegados el tener el conocimiento del terreno y las fuerzas adicionales que necesitaran. Es por estos motivos que los griegos solían colonizar zonas que fuera mas receptivas de la cultura griega.
Las formas políticas que se desarrollaron en estas colonias seguiría el modelo de las polis de su madre patria, con formas alternativas de democracia, oligarquía y tiranía. Las relaciones entre las mismas colonias solían ser difíciles y era frecuente encontrar grandes rivalidades entre ellas. Estas enemistades y luchas internas serían aprovechadas por los romanos para completar su conquista de Italia. Por ello, veremos en que condiciones se encontraban algunas de las principales ciudades de la Magna Grecia ante Roma.
Neápolis
Tarento
Después de unas feroces guerras en Esparta en el siglo VIII a.C., un sector de su población se rebeló contra sus gobernantes y, luego de fracasar, fue enviado lejos de la madre patria para fundar una colonia. Esta colonia fue llamada Taras (actual Tarento) y quizás sea el único caso de una colonia espartana. Rápidamente, su posición especial en la península de Salento (el taco de la bota italiana) la convirtió en una potencia comercial y una de las ciudades mas ricas de la Magna Grecia, pese a que no poseía muchas tierras fértiles. Pese a una extendida prosperidad, hacia el siglo IV a.C. comenzaron a tener largas guerras con algunas tribus italianas, los lucanos, los samnitas y los mesapios. En estas guerras contaron con la ocasional ayuda de Esparta y, en cierta ocasión, con la presencia de un rey del reino de Epiro. Por su contacto con los pueblos italianos, Tarento intentó ser garante de la paz entre Roma y Samnio durante la Segunda Guerra Samnita, pero con pocos resultados. Ya hacia el siglo III a.C., los tarentinos acordaron con Roma que estos debían mantenerse alejados de los asuntos del territorio cercano a Tarento, en la costa sur de Italia. Pero cuando los romanos violaron este acuerdo, se encendió una nueva guerra.
Reggio
La posición de Reggio prácticamente la destino a ser una ciudad de disputas. Ubicada en el estrecho entre Italia y Sicilia, fue colonizada por griegos provenientes de la isla de Eubea, alrededor del siglo VIII a.C. Fue una ciudad muy prospera, una de las mas ricas de Magna Grecia y por un tiempo logró controlar ambos lados del estrecho de Mesina, tanto la costa continental como parte de la isla. Su función como nexo marítimo y comercial permitió que se desarrollara una rica cultura que, entre otras cosas, albergó una academia de artes y a un grupo de pitagóricos. La ciudad de Reggio se alineó a lo largo del siglo V a.C. con los intereses de Tarento y durante la fallida expedición de Atenas contra Siracusa, durante la guerra del Peloponeso, fue una de las pocas ciudades que asistió a la desafortunada flota ateniense. Esto le valió la enemistad con Siracusa y su tirano Dionisio I ocupó y prácticamente arrasó la ciudad en el 387 a.C. El sucesor de aquel rey reconstruiría la ciudad, solo para que unos años después algunos de sus lugartenientes se sublevaran y pasaran a gobernar Reggio de forma independiente.
Crotona
Siracusa
Como ya hemos leído, Siracusa tuvo un rol protagónico en la vida de la Magna Grecia. Fue la segunda colonia griega en la isla de Sicilia y, por lejos, la mas importante tanto política como culturalmente. Si bien comenzó siendo una oligarquía, al ser conquistada por el rey Hipócrates de la ciudad siciliana de Gela, esta se transformó en una tiranía y comenzó su ascenso en el escenario político, a mitad del siglo V a.C. Bajo el mando de los sucesores de Hipócrates, Siracusa extendió su influencia por toda la isla. La ciudad de Segesta, en el este de la isla, solicitó la ayuda ateniense en contra de Siracusa. En medio de la guerra del Peloponeso, Atenas sabía que conquistar Sicilia inclinaría la balanza a su favor y tanto las ciudades griegas como las de la Magna Grecia apoyaron a uno u otro bando según sus intereses. La catastrófica derrota ateniense cambió el balance de poder entre los griegos y a medida que Atenas entraba en decadencia, Siracusa comenzó a expandir su influencia mas allá de la isla. Pronto se tuvieron que enfrentar, en el siglo V a.C. a la invasión cartaginesa de la isla, en una serie de largas guerras en las que los tiranos de Siracusa estuvieron repetidamente contra las cuerdas. Aún así, no fueron conquistados y para el siglo III a.C. los siracusanos lograron llevar la guerra hasta África, pero todo resultó en un empate que mantuvo un tenso balance de poder en la isla, a la espera de que uno u otro obtuviera la fuerza y los aliados para someter a su enemigo.
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