El ejército de Aníbal (Parte 1)

El ejército de Aníbal (Parte 1)

Formado por una amplia variedad de soldados, tanto por su origen como por su función, la maquinaria de guerra de Aníbal fue una efectiva herramienta que aterrorizó a los romanos por años en su propio territorio en Italia. La combinación de efectivos cartaginenses, númidas, hispanos y galos, lejos de ser perfecta, fue utilizada con experta habilidad por el general cartaginés y produjo muchas de las mas grandes derrotas que recibió Roma en toda su historia. ¿Cómo estaba compuesto este ejército y qué los convirtió en una fuerza tan efectiva? Para responder a estas preguntas haremos un relevo en este y en un próximo posteo sobre uno de los ejércitos mas diversos del mundo antiguo. 

Infantería de cartaginenses, con un infante ligero con jabalina (detrás), un infante pesado tipo hoplita, un soldado armado al estilo italiano y un porta estandarte

La infantería, fundamental como en todo ejército, tenía dentro de sí una enorme variedad de tipos de soldados. El servicio militar entre los cartaginenses no era tan popular como en Roma y muchos recurrían a él solo si querían llegar a acceder a un estatus social superior a la marginalidad absoluta. Los soldados-ciudadanos de Cartago, aunque eran una minoría, se los consideraba como una de las partes mas importantes del ejército. Infantes pesados, solían estar emparejados con los llamados soldados libio-fenicios, provenientes del resto de los dominios cartaginenses en África. Estas fuerzas en un principio estaban equipadas como los clásicos hoplitas, siendo el escudo y la lanza sus principales herramientas de combate. Sin embargo, con el contacto con los pueblos hispanos y, mas importante aún, luego de las contiendas con los romanos, comenzaron a apropiarse de los alargados escudos usados por las legiones y los pueblos itálicos. También su armadura fue cambiando, ya que pasaron de estar equipados con el linotórax o coraza de bronce propia de los hoplitas a utilizar las cotas de mallas usadas por celtas y romanos. El casco y las grebas siguieron siendo infaltables y toda esta protección los hacia ocupar un rol centra en las líneas de infantería.

Batallón de caballería númida a la carga

La caballería númida es una de las piezas clave en mucho de los triunfos de Aníbal. Su velocidad y habilidad para maniobrar rápidamente hicieron que fueran ideales para tender trampas y fintas a sus rivales. Como la mayoría provenía del reino númida, próximo a Cartago, estaban habituados al desierto y a cabalgar en las llanuras del norte del desierto del Sahara. Hasta tal punto estaban acostumbrados a cabalgar que ni siquiera usaban sillas o bocados sobre sus caballos, si no solamente una cuerda en el cuello del caballo, una vara corta y el propio peso del jinete para guiar al animal. Solían ir armados muy ligeramente, ya que cumplían el rol de hostigar y atraer a los enemigos lanzándoles proyectiles, sin trabar combate directo. Su protección era muy escasa: llevaban un escudo circular y fuera de eso no tenían ninguna otra clase de armadura. Algunos historiadores romanos afirman que iban desnudos sobre sus caballos, mientras que otros cuentan haberlos visto usar pieles de animales como leopardos.

Los organizados soldados hispanos en posición defensiva

La adopción de contingentes hispánicos a partir de la llegada de Amílcar a la península Ibérica fue algo compulsivo. Para el tiempo de Aníbal, es probable que buena parte de las fuerzas fueran originarias de la península. Los infantes hispanos y celtíberos solían luchar tanto como infantes ligeros, hostigando al enemigo y guardando los flancos del resto del ejército, así como parte de las tropas de choque principales. Algunos autores han descripto que, en ese segundo caso, solían luchar de forma similar a los romanos: lanzaban jabalinas o dardos al enemigo antes de acortar la distancia y enfrentarlos en el cuerpo a cuerpo armados de una espada y un escudo tipos scutum. Para ello, estaban protegidos con placas de metal y ropas de cuero y lana gruesa para amortiguar los golpes. Los cascos también solían ser de cuero, aunque también adoptaron yelmos metálicos de los celtas.

Galos apunto de chocar contra el enemigo: observen el contraste en cómo van armados y protegidos, desde los que tienen cota de malla hasta el soldado descubierto en el centro

Los galos con los que Aníbal se fue encontrando en su campaña, luego de unas primeras hostilidades, aceptaron combatir en su ejército como mercenarios. La mayoría eran tribus que habían sido desplazadas mas al norte del valle del Po y luchaban encabezados por sus propios caudillos. Además de la paga, su principal motivación para luchar era la gloria en el campo de batalla. Pese a ser de las tropas mejores armadas, en muchos casos se lanzaban desnudos contra el enemigo, causando enormes bajas en ambos bandos. Esta actitud hacía que fuera difíciles hacerlos luchar en formación y por ello Aníbal los solía usar como tropas de choque para desgastar al enemigo y luego enviar a la infantería cartaginesa contra sus cansados rivales. Los galos solían ir armados con espadas largas de doble filo y escudos ovalados que los romanos habían copiado en los tiempos del saque de Roma por Breno. Además la mayoría llevaban cascos de bronce y podían estar acorazados con una cota de malla metálica. 

Los elefantes con sus torres montadas sobre el lomo, en pleno ataque

Quizás la pieza mas reconocible del ejército de Aníbal fueran los elefantes de guerra. Los cartagineses se encontraron con los elefantes cuando se enfrentaron a la invasión de Pirro en Sicilia (278 a.C.), cuando el rey de Epiro trajo a estos animales de origen hindú para combatir. Fueron luego usados desde la Primera Guerra Púnica. Sin embargo, los elefantes parecían ser más de una especie ahora extinta del norte de África, por lo que eran mas pequeños que los asiáticos y solían ser conducidos por jinetes númidas. Estos jinetes se montaban sobre el cuello del elefante y debían acicatearlo para que este marchara. Se cuenta que llevaban sobre el lomo un canasto de maderas donde se refugiaban dos o tres soldados. Esos soldados lanzaban lanzas o jabalinas, o directamente eran arqueros. Aún así, hay testimonios que afirman que algunas veces solo tenían encima a su conductor sobre sus cabezas. Es difícil saber si los elefantes de guerra era utilizados mas para embestir al enemigo o para ser una plataforma móvil desde donde lanzar proyectiles. Un último detalle escabroso sobre los elefantes de guerra: en el fragor de la lucha, los animales podían entrar en pánico, por lo que el conductor disponía de una especie de lanza para clavar en la cabeza del elefante, matándolo al instante, y así evitar que destruyera al ejército propio en su descontrol.

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